ENVIVO #04 - Romper cadenas que atan nuestras familias
* Es bueno recordar, ante todo, de qué familia vino Cristo. Nos lo cuenta, por ejemplo, la genealogía con la que empieza el Evangelio según San Mateo.
* Sugerencias para romper cadenas:
1: Ten en cuenta que Dios empieza por lo pequeño. No tratemos de lograr prematuramente grandes acuerdos entre todos. Dios suele empezar por lo débil: en la familia e incluso en nuestra vida personal.
2: No te quedes con tu diagnóstico. Usualmente nuestros "diagnósticos" son maneras de asignar culpas y responsabilidades. Por eso no es extraño que nuestros diagnósticos dispares afiancen las divisiones en lugar de sanarlas. El diagnóstico de Dios, en cambio, unifica, porque a todos nos llama a a conversión.
3: Es importante oír las historias de nuestras familias. A menudo desconocemos hasta los datos más sencillos o los más significativos del pasado de la familia. Oírnos nos ayuda a comprender y también a crecer en compasión, admiración, solidaridad.
4: Oración, teniendo en cuenta orar por más por las personas y menos por los problemas- A menudo, el orar simplemente por un problema es una expresión de comodidad, egoísmo o, de nuevo, asignar la culpa a alguien.
5: A medida que se vaya avanzando, propiciar momentos de oración compartida.
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